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Lyman S. Shreeve: un modelo de misionero


Durante una entrevista realizada en el año 2011, el hermano Juan Santos de Maldonado recordó que alrededor de la década de los ochenta, estando un grupo de hermanos alojados en apartamentos frente al Templo de San Pablo, Brasil, de repente, en la calma de una pausa, un hombre abrió una de las puertas de las habitaciones a los gritos: “¿corre el mate o no corre el mate acá?” Todos miraron sorprendidos a quien se asomó, cuando el asombro se convirtió en gozo al reconocer al querido y no olvidado hermano Lyman S. Shreeve, quien hacía décadas había sido el presidente de la Misión Uruguaya. Se había enterado que ese día llegaron uruguayos al Templo, y estaba seguro de encontrar a algunos de sus conversos y amigos de antaño. Todos se abrazaron y saltaron a las risas ante la dicha del reencuentro.

Centro: Lyman S. Shreeve. Cortesía de la Familia Rufener de Santa Lucía.


Ese breve y sencillo acto sintetiza la personalidad del hermano Shreeve y su influencia en quienes llegó a servir a lo largo de su vida. Según Samuel Boren, un pionero de Argentina, la noticia de la designación de Lyman S. Shreeve como presidente de misión en Uruguay a partir de 1951 despertó una gran emoción. Ese hermano escribió en su momento en "El Mensajero Deseret": “Los cuatro costados de las misiones del Plata se han estremecido de gozo al tener conocimiento que uno de sus viejos conocidos y amados misioneros vuelve a estas playas respondiendo al llamamiento de servir nuevamente en la obra del Señor...”

Lyman S. Shreeve nació en 1915 en Arizona, Estados Unidos, y falleció en el año 2002. Dentro de la Iglesia sirvió por muchos años en varios países de Sudamérica. Como un joven misionero llegó a Argentina en 1938. Más tarde, por motivo de la Guerra de Corea y las dificultades que le generaba a los varones de la Iglesia para servir en misiones, con la ayuda económica de un amigo se ofreció junto a su esposa Afton a regresar a Argentina y servir una vez más. En la década del cincuenta presidió la Misión Uruguaya con estupendos resultados y ganándose el cariño de los miembros. Sin ser capaces de agotar su historial y trayectoria, podemos señalar que también sirvió en Chile, fue el primer presidente del Centro de Capacitación Misional de Bogotá en Colombia, y presidente del Centro de Capacitación Misional de Buenos Aires en Argentina. Por otra parte, el hermano Shreeve desarrolló actividades profesionales en el ámbito de la cultura, como director de la Alianza Uruguay – Estados Unidos en Montevideo, escribió un libro titulado El Gaucho. Un esquema de la vida del gaucho según los poetas gauchescos, fue docente de lengua castellana y cultura latinoamericana en la Universidad Brigham Young, y trabajó como diplomático para el gobierno de los Estados Unidos.

Lyman S. Shreeve fue el segundo presidente de la novel Misión Uruguaya de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (que incluía a Paraguay). Se desempeñó en esa posición desde 1951 hasta 1955, y dejó en la memoria de los pioneros y a través de los monumentos históricos -inmensos aunque pocos en número- que contribuyó a edificar, una huella indeleble que no debe pasarse por alto.

Este hermano poseyó los atributos cristianos y la capacidad necesaria para ser catalogado por el Apóstol Mark E. Petersen en diciembre de 1954 como uno de los presidentes de misión más dinámicos de la Iglesia en todo el mundo. A su vez, tuvo la impronta y el perfil adecuados -un gran amor y comprensión hacia la gente del Río de la Plata, su lengua y sus modos, combinado con un gran conocimiento del evangelio- que lo calificaban para prolongar y adelantar el legado del padre de la misión Frederick S. Williams. El mismo Williams se refirió al hermano Shreeve en estos términos en “El Mensajero Deseret" de 1951:

“Tengo un chisme para adelantarles […] Que viene un nuevo presidente para presidir la Misión Uruguaya. Se trata de un ex misionero argentino Lyman S. Shreeve y su buena señora Afton. El Pte. Shreeve y yo estuvimos juntos en la Misión Argentina en el año 1938 y luego volvió a cumplir una segunda misión en esa, durante 1946-47, siendo relevados en los primeros meses de 1948. Ellos vinieron una vez al Uruguay, para dar un programa musical en enero de 1948. Los dos son músicos de renombre, los dos cantan y tocan la guitarra. Con su gran entusiasmo y deseos de servir al Señor harán mucho para el progreso de la Misión Uruguaya. Casualmente él colaboró conmigo en la canción de la Misión Uruguaya, porque fue él que cambió el ritmo de la polka ‘Mi Paraguaya’ a la canción que tenemos ahora 'La Uruguaya'.”

El matrimonio Shreeve fue un gran promotor de la predicación del evangelio mediante la música. Se los recuerda a ambos en reuniones y casas de familia con su guitarra y en ocasiones con disfraz gauchesco. El presidente Shreeve continuó como su antecesor con las giras por todo el Uruguay promocionando a la Iglesia por medio de coros y bandas de talentosos misioneros, en clubes, estaciones de radio, ómnibus, hopitales y teatros. Y tanto su esposa como él encabezaron siempre las presentaciones. En su discurso de despedida de la misión el 3 de setiembre de 1955 expresó: “Cada ocasión ha logrado un poco más para el progreso de la Iglesia […] Sin música la Iglesia no sería lo que actualmente es...”

Como se indicó previamente, el hermano Shreeve participó en la composición de la música del himno de la Misión “La Uruguaya”. Él mismo lo explicó en el número de febrero de 1955 de la revista "El Deseret Oriental":

Recuerdo muy bien cuando mi compañero y yo descubrimos por primera vez la música que es hoy la melodía de 'La Uruguaya'. En esa época estábamos trabajando en la Rama Liniers en la Misión Argentina y recién habíamos conocido a una nueva familia de investigadores de nombre Ercolini. En una de nuestras visitas yo había llevado mi guitarra para cantar algunas canciones con la familia (como era frecuentemente la costumbre en nuestra obra misionera allí) y ellos trajeron un montón de música criolla para que nosotros la mirásemos. Tratamos de cantar las piezas una por una, hasta que llegamos a una polka llamada 'Mi Paraguaya'. Inmediatamente nos gustó la música, aunque no mucho el ritmo; pero pronto la cambiamos al tiempo de tres por cuatro o de vals y cuanto más la cantábamos, más nos gustaba […] Su popularidad se volvió tan general, que más tarde el presidente Williams se inspiró para escribir las hermosas palabras de la que ahora llamamos 'La Uruguaya'."

Otro aspecto a resaltar del servicio del presidente Shreeve en Uruguay fue el impulso que dio a la construcción de las primeras capillas. El presidente Williams asentó las bases de los proyectos y Shreeve movilizó a los santos para edificar la obra. Sus discursos sobre el tema son una especie de arenga didáctica en las cuales anima a los hermanos y hermanas a colaborar y contribuir con lo que estuviera a su alcance, sin importar la distancia de la capilla en construcción ni lo poco de la ofrenda. Las capillas se levantaron en Montevideo y Treinta y Tres durante la primera mitad de 1950, no obstante, el mensaje era dirigido a todas las ramas de la Misión. De ese esfuerzo y constancia nos legaron tres capillas que aún hoy nos recuerdan el trabajo de nuestros pioneros: Deseret dedicada por Shreeve como la primera capilla completa de Sudamérica, y las capillas de Rodó y Treinta y Tres donde fueron colocadas las piedras angulares durante su presidencia. Como se señaló al despedirlo de su misión en setiembre de 1955: “siempre será recordado como el edificador de capillas”.

La presencia material de las capillas elevó la perspectiva de Shreeve. Su visión y preocupación no se limitaba solo a esos edificios, sino que abarcaba el Templo y sus ordenanzas, en esa época tan lejanos de las tierras sudamericanas y los miembros de la Iglesia. Escribió al respecto en “El Mensajero Deseret” de junio de 1953:

Frecuentemente uno oye comentarios de los miembros de la Iglesia lamentándose de que por causa de su ubicación geográfica les resulta imposible disfrutar de muchas de las bendiciones de que gozan los que viven cerca de la organización central de la Iglesia […] Me gustaría decir […] sean constantes y diligentes en su obra y no piensen ni un momento que por falta de medios financieros les serán negadas algunas de las bendiciones que el Señor les tiene reservadas […] El Señor estará obligado a darles las muchas bendiciones que ha prometido a su pueblo.”

Otro punto relevante donde el hermano Shreeve profundizó fue en el de llamar a más hermanos y hermanas uruguayos a posiciones de liderazgo en la Iglesia. En parte motivado por el crecimiento de la Misión y en parte por la falta de llegada de misioneros a raíz de la Guerra de Corea. El presidente escribió en “El Mensajero Deseret” de agosto de 1952: “Ahora la Misión es más grande. También queremos que todos los miembros […] se den cuenta de la responsabilidad que tienen. Queremos decirles que llegará el día en que no habrá más misioneros y todos tendrán que trabajar, y nosotros deseamos darles desde ahora, un poco de independencia...” A lo largo y ancho de la Misión las ramas quedaron presididas por uruguayos, se apartó a un miembro local (Juan Magnone) como consejero de la presidencia de la Misión, y se nombró a inicios de 1953 a hermanos y hermanas como misioneros locales, una novedad que hizo avanzar a la obra y progresar a los involucrados, quienes desarrollaron su servicio con esmero y dedicación.

En su discurso de despedida como presidente el 3 de setiembre de 1955 dijo: “El gozo que he tenido de servir junto a ustedes no tiene límite […] Me gustaría gritar a todos los habitantes de la República de Uruguay que nuestro mensaje es verdadero...”

Sabemos que por este simple artículo muchos recordarán con afecto a Lyman S. Shreeve, el segundo presidente de la Misión Uruguaya. Otros llegarán a conocer algunos aspectos cardinales de su labor. Consideramos importante que todos lo tengamos presente como un pionero fiel y amigo del pueblo uruguayo, así como del argentino y del resto de latinoamérica, que intentó junto a su esposa Afton adelantar la edificación de la Iglesia en nuestro tierra en preparación para la Segunda Venida de Jesucristo. Sus palabras de aliento, junto con las de muchos otros, también “hablan desde el polvo” (Moroni 10:27).

Santiago Carbajal

Nota:
Fuente de las citas sin especificar origen:
Uruguay Montevideo Mission (1974- ). Uruguay Montevideo Mission manuscript history and historical reports, 1947 July-1976 March , https://catalog.churchofjesuschrist.org/record?id=f69c07c0-e89a-4b4e-b4de-f03edf2d332f&view=summary (accessed: November 17, 2019).

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