Cada 24 de julio, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días celebra y honra a los miles de hombres, mujeres y niños que ingresaron al Valle de Lago Salado esa fecha de 1847. Los pioneros mormones [i] viajaron “más allá de los límites occidentales de los Estados Unidos, hacia territorio de la República de México” con carros de mano y carromatos entre 1847 y 1868 a fin de escapar de la persecución religiosa. “Considero”, señalaría más tarde el élder e historiador B. H. Roberts, “que el éxodo de Nauvoo… de los Estados Unidos, fue más una expatriación que un exilio voluntario (…) Como uno de sus líderes dijo: ‘Vinimos aquí voluntariamente porque ¡tuvimos que hacerlo!’” [ii] . El mismo Señor confirmó la hostilidad hacia los santos en revelación a Brigham Young en 1847: “Vuestros hermanos os han rechazado a vosotros y vuestro testimonio, sí, la nación que os ha expulsado (…)porque dieron muerte a los profetas…” [iii] . En tales circunstancias emprendie
"Que el ejemplo de los pioneros sea una luz que guíe vuestras vidas por siempre jamás.” Lyman S. Shreeve