Ir al contenido principal

Sudamérica, una Tierra Dedicada - parte 2


La Dedicación de Sudamérica[1]
Por Renan Apolonio


En el artículo anterior, vimos antiguos relatos sobre el futuro destino de la América del Sur, conocido desde los tiempos bíblicos y del Libro de Mormón, incluyendo la prédica del Evangelio Restaurado y el establecimiento de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en este subcontinente.
Ahora, vamos a estudiar palabras proféticas de José Smith con respecto a la edificación de Sión en Sudamérica, y luego vamos a ver el comienzo del cumplimiento de esas profecías.

Profecías modernas sobre el subcontinente sudamericano: palabras de José Smith sobre el estabelecimiento de Sión
Ya en la actual dispensación, se restauraron no solamente las profecías referentes a las Américas, pero también se restauraron las bendiciones de los pueblos que aquí viven, para una vez más efectuar la redención y la salvación de las Américas y de su gente.
En abril de 1834, el Profeta José Smith, conforme relatado por Wilford Woodruff, profetizó ciertas cosas con respecto al futuro y al progreso da Iglesia:
ustedes no saben mucho más que un pequeñito que todavía está en el regazo de la madre. No lo comprenden... Esta noche ven aquí sólo un puñado de hombres del sacerdocio, pero esta Iglesia llenará América del Norte y del Sur, cubrirá todo el mundo.[2]
Diez años después, en la Conferencia General de abril de 1844, el profeta José Smith hizo un corto discurso, ya que no se encontraba en buen estado de salud. Las palabras que él utilizó en aquella ocasión son verdaderamente proféticas, y dicen respecto a la futura administración de la Iglesia. Este es el contenido de la revelación:
Deseo hacer una proclamación a los élderes. Desearía que os quedarais para que yo pudiese hacer esta proclamación. Vosotros sabéis perfectamente bien que el Señor ha dirigido esta Iglesia por revelación. Tengo otra revelación que se relaciona con la economía de la Iglesia: una revelación grande, importante y gloriosa. No podré tratarla tan extensamente como en otra ocasión, pero os expondré los primeros principios. Vosotros sabéis que ha habido mucha discusión en cuanto a Sión: dónde está y dónde será el recogimiento en esta dispensación, y eso es lo que ahora os voy a declarar. Los profetas han hablado y escrito acerca de ello, pero voy a hacer una proclamación que será más extensa. Todas las Américas son Sión, de norte a sur, y los profetas la describen, declarando que es la Sión donde se hallará el monte del Señor, y que estará en el centro del país. Cuando los élderes busquen y escudriñen las profecías antiguas, entonces lo entenderán.[3]
Las palabras proféticas de José Smith demuestran que las Autoridades de la Iglesia siempre anhelaban grandemente enviar el Evangelio Restaurado a Sudamérica, y también tenían una firme creencia de que, una vez que se estableciera acá, el Reino de Dios crecería de manera comparable tan solo al crecimiento experimentado en Norteamérica.

Historia de la Dedicación de Sudamérica


La profecía se cumplió en el año de 1925. En el libro Historia de los Mormones en Argentina, se encuentra el siguiente relato sobre el envío de los primeros misioneros:
En 1923 dos familias Santos de los Últimos Días emigraron de Alemania a la Argentina. Eran los Friedrich y los Hoppe. Después de un tiempo escribieron a la Primera Presidencia solicitando lo envío de los misioneros.
El 3 de septiembre de 1925, se anunció que la Primera Presidencia consideraba oportuna la posibilidad de abrir una misión en Sudamérica. Más tarde, en la Conferencia General de octubre de ese año, el Élder Melvin J. Ballard, del Consejo de los Doce, anunció que había sido escogido para la tarea, con los presidentes Rulon S. Wells y Rey L. Pratt.[4]
Según lo relató el Elder Ballard, el Élder Ray L Pratt, además de haber servido como Presidente de Misión en México era un maestro de la lengua española, y el Elder Rulon S. Wels lo ayudaba con el alemán – lengua de las familias mormonas que requirieron a misioneros en Argentina.[5]

Esos tres misioneros destinados a ser los pioneros en estas tierras del Sur, embarcaron rumbo a su misión poco tiempo después del anuncio, y llegaron a Buenos Aires el día 6 de diciembre de 1925. Conocieron a la familia Friedrich, la familia Hoppe y otras familias interesadas en conocer el evangelio.
En el día 12 de diciembre, en las orillas del Río de la Plata el Élder Melvin J. Ballard bajó a las aguas y bautizó a 6 conversos, miembros de las familias Biebersdorf, Kullick y Plassman. En el día siguiente, en la casa de la familia Kullick se realizó la primera reunión sacramental y las primeras confirmaciones en la Misión Sudamericana.[6]
Poco después, en la mañana de Navidad de 1925, precisamente a las 7 horas de la mañana, entre os sauces llorones do Parque Tres de Febrero (lugar previamente escogido), em Buenos Aires, se realizó la importante reunión em que se dedicaría este subcontinente a la predicación del evangelio y al establecimiento del Reino de Dios, comenzando a cumplir todas las profecías referentes a estas tierras[7].
La reunión, presidida por el Élder Ballard, tubo inicio con el himno Ya rompe el alba. También se cantaron los himnos Un ángel del Señor, y Salve a la brillantez del gozo de la mañana de Sión. El Élder Rey L. Pratt leyó 1 Nefi 13; 2 Nefi 31; y 3 Nefi 21, y el Élder Rulon S. Wells leyó Génesis 29:22-26. Luego de eso, el Élder Melvin J. Ballard ofreció la Oración Dedicatoria.[8]
De la Oración, destaco lo siguiente:
Estamos muy agradecidos de haber sido escogidos por tu siervo, el Presidente Heber J. Grant, para venir a esta gran tierra de Sudamérica, para abrir la puerta para la predicación del Evangelio a todos los pueblos de las naciones sudamericanas; para buscar la sangre de Israel que ha sido tamizada entre las naciones gentiles, muchas de las cuales, influenciadas por el espíritu de recogimiento, se han congregado en esta tierra. (...)
Y también rogamos que podamos ver el comienzo del cumplimiento de tus promesas contenidas en el Libro de Mormón para los Lamanitas de estas tierras quienes son descendientes de Lehí, millones de los cuales residen en este país. Ellos han sido oprimidos por tiempo y han sobrellevado aflicciones y sufrido por causa del pecado y la transgresión, aún como los profetas del Libro de Mormón lo predijeron. (...)
que la paz pueda estar sobre estas naciones que Tú has hecho libres a través de tus bendiciones sobre los valientes libertadores de estas tierras; que la rectitud pueda predominar, y la libertad plena para la predicación de tu Evangelio prevalezca.  Detén el poder del mal para que no triunfe sobre tu Obra, sino que todos tus enemigos sean sojuzgados y que tu verdad sea triunfante.
Y ahora, ¡Oh Padre! por la autoridad de la bendición y asignación de tu siervo, el Presidente de la Iglesia y por la autoridad del Santo Apostolado que poseo, doy vuelta a la llave y abro la puerta para la predicación del Evangelio a todas estas naciones sudamericanas y reprendo y ordeno que sea detenido cada poder que se oponga a la predicación del Evangelio en estas tierras. Y bendecimos y dedicamos estas naciones y esta tierra para la predicación del Evangelio.  Y hacemos todo esto para que la salvación pueda llegar a todo hombre y que tú nombre sea honrado y glorificado en esta parte de la tierra de Sión.[9]
Después de la Oración, los santos reunidos cantaron el himno Loor al Profeta, y escucharon a los misioneros sobre la misión que estaban desempeñando. Luego, los misioneros se bendijeron mutuamente.[10]
El Elder Rullon S. Wells regreso a Estados Unidos antes que sus compañeros, por problemas de salud. Los Élderes Ballard y Pratt se quedaron más algunos meses entre los primeros santos sudamericanos. En junio de 1926 llegaron más misioneros, incluyendo a Reinhold Stoof, llamado a reemplazar a Élder Ballard en la Presidencia de la Misión.
En el día 4 de julio de 1926, en su última reunión con los santos antes de regresar a Salt Lake, el Élder Ballard dio un impresionante testimonio, en la cual profetizó el futuro crecimiento de la Iglesia en estas tierras. Las siguientes palabras fueron registradas por el Élder Vernon Sharp (uno de los misioneros de tiempo completo) en su diario:
La obra del Señor se llevará a cabo aquí en forma lenta por cierto tiempo, tal como un roble crece lentamente desde una bellota. No florecerá en un día como el girasol, que se desarrolla rápidamente y luego muere, pues miles se unirán a la Iglesia. Esta tierra será dividida en más de una misión y llegará a ser una de las más fuertes del Reino. La obra es ahora muy pequeña aquí, pero vendrá el día en que los lamanitas de esta tierra tendrán su oportunidad. La Misión Sudamericana será una potencia en la Iglesia.[11]
El Élder Ballard regresó a los Estados Unidos, teniendo por sucesor en la presidencia de la Misión Sudamericana al Presidente Reinhold Stoof, bajo cuya presidencia el evangelio comenzó a ser llevado a otras regiones de Argentina y a Brasil.





[1] Versión en portugués disponible en: http://estudos-sud-br.blogspot.com/2018/09/america-do-sul-uma-terra-dedicada-parte_27.html
[2] La Historia de la Iglesia en el Cumplimiento de los Tiempos, p. 113.
[3] Enseñanzas del Profeta Joseph Smith, pág. 200. Disponible en: http://www.lafeuilledolivier.com/Castellano/Smith_ENSENANZAS.pdf   Destaque mío.
[4] Historia de los Mormones en Argentina, p. 32. El Élder Rey L. Pratt es el nieto del Élder Parley P. Pratt, de quien hablaremos en el futuro.
[5] Conference Report, Oct. 1926, p. 34-35.
[6] Historia de los Mormones en Argentina, p. 36.
[7] Conmemoración del inicio de la predicación del evangelio en Sudamérica, Néstor Curbelo, p. 3.
[8] Dedicación de Sudamérica al Evangelio. Artículo del Área Sudamérica Noroeste. Disponible en: http://www.iglesiajesucristosud.org/historiadelaiglesia/noticias/dedicacion-de-sudamerica-al-evangelio
[11] Historia de los Mormones en Argentina, p. 39. Destaque mío.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Predicación por medio de los deportes

Desde principios del establecimiento de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Sudamérica los misioneros realizaron deportes para promover su causa misional, como por entretenimiento, bienestar físico y competencia.1 También  en los Estados Unidos y Europa se alentó tempranamente dicha participación, e incluso hubo varios casos de misioneros destacándose en actividades deportivas.2 A partir de 1938 en Buenos Aires, con el fin de presentar una imagen positiva de la iglesia y despertar el interés de la gente en el mensaje restaurado, los misioneros se involucraron en competiciones deportivas. Dado el interés de los argentinos en los deportes, la misión reconoció que involucrarse en sus actividades sería un medio efectivo de difundir su obra.3 Souvenir del equipo Los Mormones del Deseret, Misión Uruguaya, 1963. Para ello la Misión Argentina organizó su propio equipo deportivo, Club Atlético Los Mormones (que también abarcaba otras facetas como los en

Antigua capilla de Treinta y Tres: la primera del Interior

Se agradece a la Hna. Rosario Quintela por acercarme a la historia de la Iglesia en su ciudad. Capilla de Treinta y Tres ubicada en Spikerman y Meléndez. Cortesía de Pedro Rodríguez. La Misión Uruguaya se encontraba en pleno crecimiento en el año 1954 cuando  el 16 de agosto se concretó la compra de un predio con el fin de construir un centro de reuniones, ubicado en la intersección de Spikerman y Meléndez en la ciudad de Treinta y Tres, capital del departamento homónimo del Uruguay. Al momento solo había una capilla en el país, correspondiente a la Rama conocida como Deseret en la ciudad de Montevideo. En el resto del país, las ramas de la misión se congregaban en casas alquiladas o compradas, y dedicadas para los fines del Señor. Por otra parte, y de forma paralela a los planes para Treinta y Tres, la Iglesia se encontraba llevando adelante un nuevo proyecto de capilla para Montevideo, en la Rama de Rodó. La Rama de Treinta y Tres se organizó con una reunión el 2

Ecos de los Andes: el evangelio se establece en Perú

Antecedentes Con gran entusiasmo misional, en el año 1851, el Presidente Brigham Young autorizó como parte de la Misión del Pacífico a un grupo de misioneros encabezado por el Apóstol Parley P. Pratt a iniciar la obra de predicación en Chile. Era la primera vez que se enviaba misioneros mormones a un país sudamericano. Desafortunadamente, las condiciones sociales y políticas existentes allí, así como las carencias de los propios misioneros en cuanto al dominio del idioma y medios de sustento, causaron que la experiencia no resultara de acuerdo a sus expectativas. [i] Apóstol Parley P. Pratt.  Un gran misionero de la nueva Dispensación. De regreso a su hogar en 1852, Elder Parley P. Pratt escribió una carta al Presidente de la Iglesia donde informó su trayecto y en la cual manifestó la opinión de que si hubiera ido a Perú en lugar de Chile probablemente hubieran tenido más éxito. [ii]  A partir de ese frustrado intento misional, similar a experiencias poco fructíferas en