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Recordando a los pioneros

El legado pionero es un rasgo fundamental de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días; un cimiento espiritual en que se construye gran parte de la idiosincrasia de sus miembros de todo el mundo. La experiencia, actitud y devoción de los pioneros, o “peregrinos” (como algunos en Uruguay solían llamar a los colonizadores del Valle del Lago Salado a principios de la década de 1950) definen parámetros claros y vigentes para todo aquel que ponga su “hombro en la rueda”* al prestar servicio en la Iglesia, al afrontar los desafíos del diario vivir, y aún para aquellos que se sumen a la caravana a y participen desde “el último carro”.

Miembros uruguayos representando episodios de la Historia de la Iglesia en Estados Unidos.
Montevideo, Aproximadamente 1955,

Cada 24 de julio, la Iglesia celebra y rinde honor a los miles de hombres, mujeres y niños que ingresaron al Valle de Lago Salado ese mismo día en 1847. Los peregrinos viajaron hacia el oeste con carros de mano y carromatos por la "Ruta mormona" entre 1847 y 1868 a fin de escapar de la persecución y buscando libertad religiosa.

La Misión Uruguaya se organizó en 1947, al cumplirse los cien años de la llegada de los pioneros dirigidos por Brigham Young al gran valle de Salt Lake. Y desde los albores de la misión se enfatizó como sello de identidad la trascendencia del hecho ocurrido en Estados Unidos. Como hermanos unidos por lazos espirituales, nuestros pioneros uruguayos abrazaron ese rico legado, contemplando sus sufrimientos y valorando su triunfo sobre la oposición. Los pioneros de la iglesia eran la medida del discipulado en los primeros años, y su legado se vio reflejado en los esfuerzos misionales, en la construcción de capillas y en las luchas cotidianas.

El recordatorio era constante a comienzos de 1950. El Pte. Lyman S. Shreeve en El Mensajero Deseret de enero 1953 escribió: “Extendemos a todos vosotros una oportunidad de hacer un sacrificio análogo al que hicieron los fundadores de la Iglesia en esta disposición”.

Al pensar un instante en los pioneros, sobresale la importancia de los registros a la hora de transmitir su legado. Los fundadores de la Iglesia en la última Dispensación cumplieron con el deber de llevar registros. Asimismo, los santos en nuestro país se esforzaron en gran medida a fin de conservar para la memoria los hechos de las Ramas donde se congregaban. En esos libros, los que han sobrevivido al paso del tiempo y el descuido, es posible apreciar la visión de los primeros misioneros y miembros acerca de su papel en la historia de la Iglesia y sobre el destino del propio registro en relación a las generaciones futuras.

A modo de ejemplo, el Libro Histórico de la Rama Durazno, contiene la siguiente reflexión escrita por el Elder Edward G. Marshall en 1951:
“Hoy he pasado unos minutos en leer este libro de registro y los interesantes acontecimientos que llenan sus hojas. Estoy seguro que en los años que vienen, este libro sea un recuerdo de emoción para los miembros… Relata la historia de sus propias vidas y su primera asociación con las palabras  y los siervos autorizados de nuestro Padre Celestial – tendrá gran valor este libro para estas personas en algún día venidero. Por eso debe escribirse en la linda lengua castellana, para que pudieran leer y atesorar estos hechos y acontecimientos sencillos…”

Para culminar, considero que un fragmento de la revista El Deseret Oriental, escrito por el Pte. Lyman S. Shreeve en julio 1954 es por demás apropiado:

"Los miembros de la Misión Uruguaya son en este día pioneros de la Iglesia en este país. Es verdad que no tenemos desiertos que conquistar, que no somos expulsados de nuestros hogares por los enemigos de la Iglesia… pero vuestro sacrificio de hoy es tan grande como el que enfrentaron los pioneros. Debéis conquistar el temor, las mentiras y oposición malvada contra la Iglesia, el engaño, la desconfianza y todos los males y cosas profanas que Satanás está usando actualmente para detener la obra del Señor (…) Obedeced los mandamientos de Dios. No os dejéis desviar… Estáis forjando una herencia para vuestros descendientes. Si sois sinceros y fieles, vuestros hijos y los hijos de vuestros hijos os llamarán benditos… No os desviéis por causa de los males que están tratando de destruir el maravilloso comienzo que tiene la Iglesia en este país. Que el ejemplo de los pioneros sea una luz que guíe vuestras vidas por siempre jamás.”

Ahora es nuestro el deber y la oportunidad de reconocer a los pioneros de antaño y modernos, a fin de emular sus sacrificios, compromiso y devoción.


Por Santiago Carbajal

*Traducción desde el inglés del Himno 164 "Pon tu hombro a la lid".

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