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La Misión Uruguaya con miras a la Casa del Señor: Tempranas referencias al Templo durante la década de 1950

El Templo y sus ordenanzas

El Presidente Gordon B. Hinckley (1910 – 2008) enseñó: “Los templos… son recintos sagrados donde se da respuesta a… interrogantes de la eternidad. Cada edificio es dedicado para ser una Casa del Señor, un lugar de santidad y de paz apartado del mundo. En ellos se enseñan verdades y se llevan a cabo ordenanzas…”.

Por su parte, el Presidente Boyd K. Packer explicó: “En los templos, los miembros de la Iglesia que se hacen merecedores de entrar en ellos, pueden participar en las ordenanzas redentoras más exaltadas que se han revelado al género humano. Allí, en una ceremonia sagrada, la persona puede ser lavada y ungida, recibir instrucción, ser investida y sellada. Y cuando nosotros mismos hayamos recibido esas bendiciones, podremos oficiar por aquellos que hayan muerto sin haber tenido esa oportunidad. En los templos se efectúan ordenanzas sagradas tanto para los vivos como por los muertos.” (Por ambos discursos completos ver la revista Liahona, Número Especial de octubre de 2010).


El Templo en el horizonte lejano

La Misión Uruguaya se organizó en el año 1947, cuando en el mundo existía un total de ocho templos  de la Iglesia en funciones y todos ellos en Los Estados Unidos. Recién en 1955 se dedicaría el Templo de Suiza como el primero en otro continente y el de Londres en 1958. Tomaría varios años antes de disfrutar de un templo en América Latina.

Por lo expuesto, vemos que el templo era algo distante a finales de 1940 e inicios de los cincuenta para los miembros sudamericanos. Alejado en tanto lugar físico como en el horizonte de expectativas de cada uno. Recordemos que no sólo no se erigía ningún templo en América Latina, sino que en todo Sudamérica hasta esos años la Iglesia se predicaba únicamente en Argentina y Brasil, y allí no se había construido una sola capilla de la Iglesia y se utilizaban casas comunes y corrientes.

En Uruguay fue igual por unos años, siendo en casas donde se reunían a adorar. Una casa grande como Casa de Misión y algunas casas o apartamentos en Montevideo y el Interior eran todas las propiedades que la Iglesia alquilaba. Recién en 1951 la Iglesia adquirió una casa en Rocha y procedió a dedicarla formalmente. Se la denomina capilla pero en aspecto continuaba siendo una casa. Sobre ella, El Mensajero Deseret de enero de 1951 informa: “Contamos con una capilla, la primera de la Misión, que se encuentra ubicada en 19 de abril 28. Fue dedicada a Nuestro Padre Celestial con una hermosa fiesta espiritual, el 15 de octubre, con la concurrencia del coro y los presidentes Williams. Se realizaron varios actos…”

La importancia de las ordenanzas efectuadas en los templos eran parte de la doctrina que los misioneros enseñaban a los investigadores y conversos recientes, pero sin el énfasis y los recursos visuales contemporáneos. A lo sumo contaban con una foto miniatura en blanco y negro, un folleto, tarjeta o un dibujo hecho a mano por el mismo misionero.

Los principios afines más recurrentes en la enseñanza eran la creencia en la eternidad de los lazos familiares y la importancia de conformar un árbol genealógico familiar.

Por ejemplo, en una ocasión en que el Presidente Frederick S. Williams abordó el tema del casamiento de los jóvenes de la Iglesia, en la revista El Mensajero Deseret a principios de 1950, se dirige a las jovencitas con el artículo: “Señorita, no se case… antes de…” y las exhorta a buscar un marido digno con las siguientes palabras: “¿No vale mucho más vuestra eterna felicidad con un digno compañero que un casamiento precipitado? (…) Las hijas de Sión quieren formar un hogar sobre el pilar del sacerdocio y la roca del evangelio (…) Tened presente que estáis seleccionando al padre de vuestros hijos, el tata de los descendientes vuestros. Una equivocación ahora puede cambiar para toda la eternidad vuestra vida y vuestras perspectivas.”

Como vemos, los principios de la eternidad están implícitos en el mensaje, no obstante, en ningún momento se explicita la función del templo y sus ordenanzas ni se utilizan términos afines como “sellamiento”, “exaltación”, etc.  La razón: tanto la Misión y sus conversos eran muy recientes y apenas se comenzaban a dar los primeros pasos en el camino a la perfección.

Al ver una foto o lámina del icónico Templo mormón de Salt Lake City quedaban maravillados ante semejante estructura y belleza, y el simple hecho de lograr visitarlo y realizar ordenanzas personales o familiares, para aquellos que lograran comprenderlo, era un sueño que costaba realizar.

Los líderes de la Iglesia no estaban ajenos a las necesidades de los miembros. El segundo Presidente de la Misión Uruguaya, Lyman S. Shreeve, escribe en El Mensajero Deseret de junio de 1953:

“Frecuentemente uno oye comentarios de los miembros de la Iglesia lamentándose de que por causa de su ubicación geográfica les resulta imposible disfrutar de muchas de las bendiciones de que gozan los que viven cerca de la organización central de la Iglesia (…) Me gustaría decir… que sean constantes y diligentes en su obra y no piensen ni un momento que por falta de medios financieros les serán negadas algunas de las bendiciones que el Señor les tiene reservadas (…) El Señor estará obligado a darles las muchas bendiciones que ha prometido a su pueblo.”

Primeros pasos hacia la Obra del Templo

Primeramente se le ofreció marcada relevancia a la obra genealógica y vicaria. El punta pie inicial en este rumbo lo efectuó el Presidente Frederick S. Williams a fines de 1949, asignando al Elder Preston J. Bushman a realizar un tour por la Misión, visitando todas las Ramas, explicando la importancia y significado de la obra genealógica. En la revista de la Misión, El Mensajero Deseret edición de enero de 1950, se reporta sobra esta travesía del Elder Bushman: “realizó gira por el Interior con el fin de explicar el propósito de la obra vicaria… despertando con sus palabras el interés de miembros e investigadores”.

En ese año, comienzan a visualizarse en los registros las primeras referencias relacionadas a la genealogía en particular. Por ejemplo, en uno de los viajes del Presidente Williams a Paraguay con intenciones de iniciar la predicación del evangelio en ese país, comenta maravillado:

“Aprendimos que todos los antiguos registros del Virreinato del Río de la Plata de sus 200 años están en Asunción, como fue sede. Datos genealógicos de Argentina y Uruguay se consiguen allí.”

Asimismo, en la edición de marzo de 1951, el mismo Presidente señala durante el resumen anual del progreso de la Misión, que la obra genealógica fue comenzada en todas las Ramas del país. Lo que significaba que empezaban a iniciar el recorrido en busca de información genealógica, a efectos de que cierto día y de algún modo, se pudieran hacer llegar a un templo los datos requeridos para que alguien realizara las ordenanzas vicarias por sus antepasados fallecidos.

El primer caso registrado de un pionero realizando ordenanzas por un familiar data de 1953, cuando una hermana de apellido Lombardi fue capaz de viajar a Los Estados Unidos a realizar la obra por los muertos en un templo. Por varios años no aparece ningún otro nombre en los documentos que acrediten otro viaje con la misma meta. Ni siquiera los jóvenes locales que salían a servir en una Misión de la Iglesia pasaban por un templo con el propósito de recibir la Investidura.

La necesidad de un Templo cercano

Paradógicamente, fueron las circunstancias temporales de la vida las que indujeron a pensar en los asuntos eternos y el rol del templo en la vida de los miembros. La enfermedad, la muerte y el crecimiento de la Iglesia generaron la necesidad de pensar en las bendiciones de la Casa del Señor.

Con la muerte de seres queridos de los primeros conversos, que nunca tuvieron la oportunidad de aceptar el evangelio, surgió la necesidad de explicar con mayor claridad las enseñanzas acerca del Mundo de los Espíritus, la predicación que se efectúa del otro lado del velo y la obra vicaria en relación al Bautismo por los Muertos.

Contamos con un ejemplo registrado del año 1953; el caso de una investigadora que muere tras varios meses en cama. El Presidente Lyman S. Shreeve, le da una bendición de salud del sacerdocio “asegurándole que iba a tener la oportunidad de convertirse miembro de la Iglesia aunque no sea en esta vida mortal”.

Una situación similar ocurre en 1956 en la ciudad de Trinidad, Departamento de Flores, donde una hermana solicita una bendición de salud para su hijo enfermo de gravedad. Al morir este, los misioneros explican el significado de la Obra del Templo y ofrecen una oración.

En relación al crecimiento de la Iglesia en Uruguay, vemos que el aumento del número de miembros generó la necesidad de construir capillas para brindar más comodidad y espacio a las crecientes congregaciones. Desde la dinámica e insistente postura del Presidente Lyman S. Shreeve, la Misión entera se dedica fervientemente a la edificación de estos Centros. Lo interesante en este punto es que, el contar con un edificio especialmente construido y dedicado para adorar al Señor, pareciera otorgar a los líderes y conversos una nueva visión, en la cual los templos y lo que ellos significan comienzan a cobrar mayor relevancia y su necesidad más explícita. Me quedo con la impresión de que la presencia concreta de un edificio como la capilla, inspirara a visualizar el significado y falta de otro edificio: el templo.

A modo de ejemplo, en los registros leemos que al dedicar el local de la Rama Rodó ubicado en calle Blanes 1090, el 31 de mayo de 1953, el Presidente Lyman S. Shreeve ora diciendo: “Dedicamos esta Casa (…) Oramos para que un día tengamos un Templo aquí en donde llevar a cabo obra por los muertos…”

Referencias a la Casa del Señor en la Dedicación de Capillas

De acuerdo a las palabras del Presidente Gordon B. Hinckley, el templo se distingue de las capillas: “Estos edificios, a diferencia de los miles de centros de adoración regulares que posee la Iglesia en todo el mundo, son exclusivos en propósito y función de cualquier otro edificio religioso. Lo que los distingue no es su tamaño ni su belleza arquitectónica, sino la obra que se lleva a cabo dentro de ellos…” (Ver Liahona de octubre de 2010).

Teniendo ese concepto claro, repasaremos algunas palabras de líderes vinculadas a la construcción y dedicación de las primeras capillas de la  Misión Uruguaya, y subrayaremos la retórica utilizada, en la que resalta la constante referencia, explícita o implícita, al templo. 

Cada ocasión en que se concreta la edificación de una capilla, en el discurso y la presentación, elevan el edificio al plano de lo sagrado, por medio de términos, imágenes y referencias propias de un templo y Casa del Señor.

Todos tenían entendido que se construía una capilla para adoración pública e incluso actividades recreativas y no un templo sagrado, pero aprovechan la oportunidad para plantear la reverencia que debe reinar en los centros de reuniones, y utilizan un simbolismo elevado con fin preparatorio, que brindó a los miembros una visión espiritual de la obra que estaban efectuando.

En El Mensajero Deseret de febrero de 1953, la Hna. Gloria Recarte escribió: “La Misión… se ha lanzado con todo fervor y entusiasmo a la construcción de su primera capilla (…) Trabajar febrilmente para tratar de reunir los fondos necesarios para cubrir la cuota que debíamos reunir (…) de todas partes nos comenzaron a llegar noticias de banquetes, bailes, bazares y mil otras formas ingeniosas de lograr el propósito deseado (…) ya muchas manos se están poniendo callosas de manejar la pala y los rostros están quedando atezados por el sol que cae sobre los entusiastas obreros de la casa del Señor (…) Todos deseábamos una casa de oración, de instrucción, de gloria, una casa de Dios (…) El objeto de estos afanes merece todos los sacrificios”

El Elder Mark E. Petersen del Quórum de los Doce Apóstoles presidió la Dedicación de la Capilla Deseret en Montevideo el 12 de diciembre 1954. Durante la ceremonia, él discursó leyendo de Doctrina y Convenios, Sección 109, relacionada a la dedicación del Templo de Kirtland en Estado Unidos. Y durante el evento sucedió lo siguiente:

“Un viento repentino y fuertísima granizada causaron tal alboroto que aún con la ayuda de micrófono, su voz no se podía oír, y pareció que la reunión debía posponerse. El Apóstol Petersen sugirió al Elder Lambert dirigir a la congregación en el canto del himno «El Espíritu de Dios». La gente cantó con todo su corazón, y cuando se acabó el último estribillo del himno, todo se hallaba calmo y tranquilo, y la reunión continuó sin ninguna interrupción”.

En su discurso, solicitó al Presidente Shreeve de la Misión que leyera Doctrina y Convenios, Sección 109, versículos 10 al 20, y al finalizar la lectura retoma diciendo:

“El Señor fue muy cuidadoso al explicar lo que espera de nosotros al ingresar a Su casa. Cuando nos dio el Templo de Kirtland hace años… el Señor nos dio un modelo a seguir…”

“Así vemos hermanos y hermanas, esta casa es un lugar en el cual aprenderemos de las palabras y sabiduría del Señor, pero también es una casa de oración, una casa de ayuno, una casa de fe, una casa de Dios. Cuando venimos a esta casa, debemos hacerlo en el nombre del Señor… Debemos velar por ser limpios y puros cuando venimos a esta casa…”

Además, el Elder Mark E. Petersen preside la ceremonia de colocación de la Piedra Angular de la nueva capilla de Rodó (Acevedo Díaz 1479), el 11 de diciembre de 1954. Expresó en tal ocasión:

“Los sacrificios traen bendiciones (…) Mi mensaje para ustedes hoy… es un pedido para que trabajen con todas sus manos y corazones, y den de sus recursos para la construcción de esta maravillosa Casa de Dios”.  Antes de ofrecer la oración dedicatoria dijo: “deseamos solicitar al Presidente Shreeve que selle la caja y la prepare para colocarla dentro de la Piedra…”

Luego, oró de la siguiente forma: “Ahora que hemos colocado esta Piedra y puesto en ella una caja que contiene material histórico, nosotros dedicamos ambas a Ti y a este edificio y a la gran obra que él representará. Rogamos que Tu paz y bendiciones posen en este lugar para convertirse en un sitio santo y en una Casa santa para Ti. Para este fin nos dedicamos a nosotros mismos, nuestro tiempo y nuestros talentos…”


Estas palabras inspiradas fueron pronunciadas por Apóstoles en Uruguay y son un tesoro para nuestros días. Faltarían décadas antes de que un templo se erigiera en nuestro suelo. 

Antes de eso, se celebraría las construcciones de templos sagrados en Brasil y Argentina. Mientras tanto, en nuestra Misión y luego Estacas del país, se enseñaba sobre la importancia de llevar registros y recabar información genealógica. Una tarea ardua, a mano, visitando bibliotecas, cementerios, parientes lejanos y registros religiosos y municipales. Muchos hermanos y hermanas ofrecerían de su tiempo y recursos en pos del anhelado sueño del templo y sus ordenanzas. 


Por Santiago Carbajal


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