Recordando a Maca
El siguiente video es un extracto de la entrevista realizada a Helios Rafael González (1934 - 2014), el Maca, junto a su esposa Magali Santana, en la ciudad de Melo, Departamento de Cerro Largo, Uruguay, el 19 de enero de 2013.
Poseo fotos con las que los
misioneros de antaño despidieron a mis abuelos a modo de presente. La colección
consta de cientos de retratos en blanco y negro, de jóvenes en su mayoría
estadounidenses con porte de estrellas de Hollywood de la época. En varias
ocasiones las he revisado, para conocerlos y corroborar sus rostros con los
registros que dejaron, y además, para leer el reverso, donde figura el nombre,
la dirección y en algunos casos palabras de gratitud, aliento y testimonio.
Entre esa pila de extranjeros
hallé a uno que firmó como “Maca” y “el petiso”. Fue con el tiempo que supe que
esa foto pertenecía a un uruguayo: Helios Rafael González, alias Maca.
Conseguí sus datos, lo contacté y
accedió a recibirme en su casa. Un día caluroso llegué a Melo, “al norte, cerca
de la frontera con Brasil” después de un largo e interrumpido viaje. Luego de
caminar unas cuadras me sorprendió un chaparrón intenso, y me hubiera empapado
de no haber sido que descubrí la casa de Walter Lalinde a pocos metros del
árbol bajo el cual intentaba refugiarme. Este hermano fue muy servicial, atento
y mi paternal guía en tierra Arachán.
A la tarde me llevó a la casa de
la familia González Santana, donde Maca me recibió junto a su esposa Magali y
Javier, uno de sus hijos. En seguida reconocí que me encontraba ante un hombre
de bien, que amaba a su familia, era muy querido por sus amigos y que se
esforzaba por vivir los principios de salvación. Después de una breve
entrevista, le mostré la fotito que le había regalado a mis abuelos y esbozó
una simpática sonrisa.
Ese día disfruté de su afecto y
muy buen humor. Con alegría y sentido de logro me repetía que durante su
servicio como Obispo muchos jóvenes aceptaron el llamado misional, tal
como él y contados uruguayos lo hicieron
allá temprano a inicios de la década del cincuenta.
Maca se bautizó en su Melo natal,
posiblemente en el Arroyo Conventos. Junto a un pequeño grupo de hermanos y
misioneros se reunían a adorar al Señor en una casa ubicada en calle 25 de Mayo
843.
Eran pocos, y para la popularidad del mundo pasaron desapercibidos, mas
fueron constantes y estaban entusiasmados por el conocimiento que aceptaron y
el serio propósito que sus vidas habían adquirido. Estaban colocando los
cimientos.
Vuelto de la misión de tiempo
completo, colaboró como obrero y sereno en la construcción de la histórica
capilla de Treinta y Tres, la primera del Interior del país. Más tarde lo haría
en la de su ciudad.
Fue un hombre que conoció, sirvió
y amó a la Iglesia. Por supuesto que se lo extraña, y nuestro corazón se vuelve
agradecido hacia él, y también hacia todos los hermanos de nuestra fe, pioneros o no, ancianos
o jóvenes, que durante este año, han partido “con la firme
esperanza de un mundo mejor, sí, aun un lugar a la diestra de Dios” (Éter
12:4).
Por Santiago Carbajal
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